Empleo de las Mujeres

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Hoy es Día de la Raza y también mi cumpleaños. Cumplo 39 años, en los que jamás he visto un trato de igualdad entre hombres y mujeres, a pesar de lo que presumen los gobiernos, y algunos líderes sociales. Este problema no sólo afecta a México sino a la comunidad internacional.
Por citar un ejemplo, en su más reciente informe, titulado “Las mujeres en el mercado de trabajo: Medir el progreso e identificar los desafíos”, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala tres áreas en las que persisten desequilibrios en materia de igualdad de género en el mundo del trabajo.
Primero, casi la mitad (48,4 por ciento) de la población femenina con más de 15 años permanece económicamente inactiva, comparado con el 22,3 por ciento de los hombres. En algunas regiones, todavía hay menos de 4 mujeres económicamente activas por cada 10 hombres activos. Segundo, las mujeres que quieren trabajar tienen más dificultades que los hombres a la hora de encontrar trabajo. Tercero, cuando las mujeres encuentran trabajo, reciben menores salarios y beneficios que los hombres en posiciones similares.
En nuestro Estado de Puebla, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (INEGI), del año próximo pasado, habían 2,162, 268 (53.8%) mujeres en edad de trabajar, de las cuales sólo 924,541 tenían una ocupación económica, pero no todas ellas tenían un empleo remunerado. Explico: las trabajadoras asalariadas eran 481, 375, y las mujeres empresarias 10, 907; sin embargo, había 169, 285 empleadas sin remuneración económica. Respecto a la tabulación de las salarios, los datos no son mejores, sólo 43, 295 poblanas percibían más de 5 salarios mínimos; 81, 316 recibían entre 3 y 5 salarios mínimos; 109, 535 tenían un pago entre 2 y 3 salarios mínimos; 253, 590 percibían entre 1 y 2 salarios mínimos; y finalmente, 238, 010, recibían hasta un salario mínimo por sus servicios, cifras que están por debajo de la remuneración que reciben los hombres por el mismo trabajo desempeñado.

Muchos instrumentos se han diseñado por los gobiernos municipales, estatales y federales, para aumentar el número de mujeres con un empleo remunerado, y para mejorar sus prestaciones laborales, empero, de nada sirve el presupuesto ejercido para tal efecto ni la aprobación de leyes, reglamentos y normas oficiales, si como sociedad no somos capaces de fomentar una cultura de no discriminación por cuestión de género; de esta forma, poco sirve que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, proponga políticas para combatir la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, como la Norma Mexicana para la Igualdad Laboral entre Mujeres y Hombres, de aplicación voluntaria, si a poco más de un año de su entrada en vigor, ninguna empresa pública o privada en Puebla se ha certificado.
Y estos son los datos oficiales, imaginen ahora aquellos empleos de los que no se tiene una información oficial adecuada, entre ellos, los que provienen de la delincuencia organizada, como la explotación sexual a la que son sometidas muchas mujeres, a veces, por sus propios padres o por sus parejas, o las que son discriminadas por estar embarazadas o tener hijos, o por ser mayores de 35 años, o no tener “excelente presentación” según el criterio de la empresa.
Asimismo, aun cuando existe una iniciativa de Reforma laboral en la que se pretende sancionar este tipo de conductas discriminatorias y delictivas y mejorar las condiciones laborales de las mujeres, muchos de nuestros líderes sindicales están bloqueando esta iniciativa porque les incomodan las modificaciones planteadas en materia sindical, demostrando que obedecen más a sus intereses personales que a los de los trabajadores a los que representan.
Ojalá que el nuevo gobierno ciudadano pueda revertir los datos que hemos comentado, ojalá que Puebla sea capaz de respetar el principio de igualdad que consiste en “tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales”, para equilibrar las condiciones de vida de todos, finalmente todos sabemos que ayudar a una mujer es apoyar a la familia, que a diferencia de los hombres, cada peso que gana una mujer lo destina al bienestar de su familia, aportemos cada uno de nosotros de nuestras trinchera nuestro granito de arena … Puebla y las poblanas lo merecen.

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Y su deuda con mujeres Gobernador?

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¿Y la deuda con las mujeres Sr. Gobernador?
He escuchado mucho en los últimos días que nuestro Estado es el segundo más endeudado en todo el país, con un pasivo de 9000 millones de pesos, ¿en qué pudo gastarse tanto dinero el Gobernador pues no hizo ninguna obra de gran magnitud ni mejoró la situación económica de los poblanos? pero lo que más me sorprende es que nadie hable sobre la deuda que tienen Mario Marín Torres y los poderes Legislativo y Judicial con las mujeres.
Jamás he visto un gobernador en Puebla que sea capaz de mejorar la situación de las mujeres, a pesar de que a nivel internacional se han dado grandes avances en nuestro beneficio, entre otros, la creación de un observatorio de los tratados internacionales en materia de equidad de género, que inclusive aplica sanciones a los Gobiernos Soberanos por violación a éstos, y la creación de ONU-Mujer, que une en una sola entidad cuatro programas de Naciones Unidas: el Fondo de la ONU para el Desarrollo de la Mujer (Unifem), la División de la ONU para el Avance de la Mujer, el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (Instraw), así como de la Oficina del Asesor Especial en Asuntos de Género (Osagi), esta agencia está presidida por una mujer admirable, la Ex Presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Asimismo, a nivel federal se destina anualmente un presupuesto de 9 mil millones de pesos a cuestiones de apoyo a las mujeres y a la equidad de género, mismos que se encuentran etiquetados en varios programas federales previstos en el Anexo 9-A del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Sin embargo, un gran porcentaje de este presupuesto es administrado por los Gobiernos Locales, y para el caso de Puebla, casi todos los Secretarios de Estado y titulares de órganos administrativos son hombres, y no terminan de conocer -ni de entender- las necesidades de las mujeres en cada rubro, por lo que terminan destinando a otros servicios dicho presupuesto.
Por otra parte, la Ley Estatal de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres, constituyen un catálogo de buenas intenciones, que no tienen mayor ejecución.
En el Presupuesto de Egresos que aprueba cada año la legislatura local, no existe un capítulo especial destinado a equidad de género, ni se etiquetan recursos para favorecer a las mujeres que más lo necesitan, por ejemplo, en las poblaciones donde más se quebrantan sus derechos no existen institutos municipales de la mujer, ni unidades médicas y hospitalarias para la atención de sus enfermedades, seguimiento a los casos de violencia en su contra y de readaptación de sus agresores, entre otros; y las autoridades festejan porque han creado 3 o 4 estancias para mujeres maltratadas cuando debería de haber una por cada 100 000 mujeres.
En materia laboral, los porcentajes de desempleo son muchísimo más elevados en las poblanas que en los poblanos, a pesar de su capacidad, sentido de responsabilidad y honestidad, y los programas de empleo temporal prácticamente se han destinado a contratar a hombres, por lo que las mujeres han padecido en mayor medida la crisis económica; de la remuneración que se les da el tipo de puesto desempeñado, mejor ni hablamos, peor es la situación de las mujeres con hijos o embarazadas.
Nuestras instituciones también deben ser replanteadas, pues a través de la historia, el origen del matrimonio, fue el rapto y el estupro, y todavía tenemos en México y en Puebla, leyes arcaicas en materia civil, penal y familiar en las que se extingue la acción penal si el raptor o el estuprador contraen matrimonio con su víctima, lo que promueve una mayor violencia frente a ellas; para demostrar varios tipos penales, se exige a las mujeres demostrar elementos subjetivos o se establecen cargas procesales innecesarias para denunciar delitos cometidos contra ellas, como la obligación de presentar una querella, cuando muchas veces están privadas de su libertad o con temor fundado de recibir un daño mayor, tampoco existe como delito del fuero común ni federal, el feminicidio; en muy pocos lugares existen fiscales ni defensores de oficio, ni agentes del M.P. o juzgadores realmente especializados en la materia.
En las agencias del M.P. no existen espacios especiales para la celebración de audiencias y diligencias en las que las víctimas requieren privacidad o protección, ni se da atención y seguimiento a los daños físicos, psicológicos y legales que han padecido por motivos de discriminación, o lesión a sus derechos, ni tienen acceso a la reparación del daño causado por sus victimarios, empezando por el derecho a que su honor no se vea quebrantado al denunciar hechos ilícitos cometidos en su contra.
Estos son solo algunos ejemplos de la inequidad que a diario viven nuestras poblanas, ejemplos que no han conmovido en forma alguna a nuestros gobernantes, menos a nuestro Gobernador Mario Marín. De otros daños que él ha cometido contra las mujeres, no hablaré el día de hoy, ya no tiene caso, el daño que les hizo, no lo puede reparar, sólo me queda pedirle a Dios que lo maldiga por tales hechos.

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Alza la Voz

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Alza la voz.
Únicamente en el 1.5% de los casos en que se comete un delito los agresores son sentenciados; el 80% de quienes se encuentran recluidos en los centros de readaptación social están acusados de delitos patrimoniales cuyo monto es menor a 5000 pesos y quienes se dedican a la delincuencia organizada o ejecutan delitos de cuello blanco caminan tranquilamente por las calles; la mayoría de las veces es casi imposible que las víctimas de los delitos obtengan la reparación del año; pasan los años y todos nos preguntamos si de verdad existe el “juicio político”, y si alguna vez serán sancionados los funcionarios públicos de alto nivel que incurren en faltas administrativas o delitos, y esto sólo por citar algunos ejemplos.
Peor aún, en la mayoría de los casos de transgresión de derechos no existe proceso legal alguno ante autoridades competentes porque en todo México no tenemos una cultura de la denuncia, y por supuesto, Puebla no es la excepción.
Los factores son diversos, el primero de ellos, -y probablemente el más grave-, es la falta de confianza que los ciudadanos tienen en las autoridades y viceversa. Así, muchos particulares piensan que lo servidores públicos están coludidos con quienes les hicieron daño o los privaron de algún bien o derecho; que los encargados de la tramitación del procedimiento van a actuar con negligencia y falta de probidad, o va a existir tráfico de influencia o abuso de autoridad; que no los van a proteger de posibles amenazas o venganzas de sus agresores, y que el procedimiento a seguir va a ser muy largo y oneroso.
Y precisamente por falta de confianza, es que los servidores públicos imponen cargas innecesarias a los particulares en cualquier trámite, además de que no cuentan con archivos y padrones confiables en cada caso, ni una debida coordinación e intercambio de información entre entidades o dependencias de gobierno, por lo que exigen a los ciudadanos una y otra vez que demuestren los mismos hechos que ya obran en autos o registros oficiales; y en muchos procesos, entre ellos, en la substanciación de averiguaciones previas, los requieren para que proporcionen datos que comúnmente no tienen nada que ver con la resolución de los asuntos, como el grado escolar o estado civil de las partes.
Otro factor importante es que generalmente son cuantitativos los indicadores para evaluar el desempeño de cada órgano de gobierno, por lo que si ejecutan un programa de denuncias, es claro que éstas aumentarán significativamente, lo que no quiere decir que se incremente el número de delitos, pero ésta última es la lectura política que generalmente se realiza, lo que influye negativamente en el ánimo de la población al momento de calificar al gobierno en turno.
Asimismo, en muchos casos, la propia autoridad no proporciona a los particulares la información necesaria para denunciar conductas ilegales, porque no cuenta con los recursos humanos, materiales y económicos para atender todas las demandas de la población en ese sentido.
En fin, podría seguir enunciando una gran cantidad de razones por las que considero, que dentro de nuestro sistema jurídico y político no se ha fortalecido la cultura de la denuncia; sin embargo, lo que quiero dejar en claro es que las propias autoridades han demostrado que no pueden solas, que las denuncias realizadas en forma aislada por los particulares a través de números telefónicos, buzones de quejas y correos electrónicos, no han logrado ni lograrán en el corto plazo los resultados esperados; por tanto, no debemos esperar más, la ciudadanía debe actuar ya, a través de su participación organizada.
Esto es así, ya que las autoridades sienten mayor presión cuando no es un ciudadano aislado, sino los grupos representativos de la sociedad quienes empiezan a evaluar a sus funcionarios, cuando vigilan los actos tendientes a la prevención y persecución de los delitos, cuando los alimentan con información, cuando dan seguimiento puntual a las denuncias presentadas, cuando se atreven a alzar la voz a favor de otros.
De esta manera, por ejemplo, quienes trabajan en centros educativos o pertenecen a asociaciones de padres de familia, pueden apoyar en forma importante, ya que conocen de mejor manera las razones por las que los estudiantes dejan de ir a clases, los casos de desaparición de éstos, los delitos de lesiones, violencia intrafamiliar y daños a la libertad sexual cometidos contra los alumnos de una institución, pueden ayudar también haciendo conciencia en los pequeños que las denuncias falsas realizadas por simple diversión a través de llamadas telefónicas de emergencia y otros mecanismos, causan mucho daño a quienes realmente están en peligro de sufrir un daño.
Por otra parte, quienes trabajan en el transporte público también podrían proporcionar información relevante sobre accidentes y la comisión de delitos patrimoniales o de violencia; quienes laboran en unidades médicas podrían proporcionar dar mayores datos sobre delitos cometidos contra la vida, salud, e integridad de las personas; los órganos representativos de los sectores de la producción podrían coordinarse con las autoridades para establecer canales que permitan combatir de mejor manera los delitos y las faltas administrativas de los servidores públicos, el lavado de dinero, la evasión fiscal, y el contrabando, entre otros.
Asimismo, debemos requerir a las autoridades a estar más atentas y dar seguimiento a la información que día a día aparece en los medios de comunicación vinculadas con diversos delitos de todo tipo (penal, electoral, fiscal, faltas administrativas), sobre todo de aquéllos que se siguen de oficio.
Debemos recordar que cuando la sociedad organizada es la que denuncia, por más que las autoridades quieran esconder un hecho, éste es sometido inclusive al escrutinio de la comunidad internacional, como en el caso de las “Muertas de Juárez”, y tengo la confianza de que las poblanas y los poblanos somos capaces de alzar la voz por aquéllos que ya no lo pueden hacer, por aquéllos que tienen miedo o no tienen la fuerza, por aquéllos que no son escuchados. Tú ¿aceptas el reto?

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Abre los Ojos

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“Abre los Ojos”
Hola amigos, espero que todos recuerden la frase que el Gobernador Electo repetía constantemente en campaña y que motivó a muchos de nosotros a salir a votar: “abre los ojos”.
En lo personal, considero que abrir los ojos, no sólo implica votar y regresar a casa a esperar que las cosas cambien; abrir los ojos es observar lo que pasa a nuestro alrededor, comprender que es lo que nos gusta y lo que no, entender que votamos por una transformación en nuestro Estado, que nos necesita alertas, vigilantes, con una participación mucho más activa en todas las acciones de gobierno.
La tarea no es fácil, actualmente en nuestro Estado, existe un gran deterioro de los lazos de cohesión social, exclusión, falta de oportunidades, y niveles altos de corrupción, y a pesar de ello pareciera que las acciones de gobierno respondieran más a intereses corporativos, caciquiles, y de grupos de presión y choque, que a los intereses de la población.
Estos grupos ostentan frente al gobierno una representación de la sociedad que en realidad no tienen, pues atienden más a sus intereses particulares y de grupo que a los de aquellos a quienes dicen representar, y en la mayoría de los casos, carecen de convocatoria, pero poseen la organización y el potencial desestabilizador necesario para presionar a las autoridades, por lo menos a las actuales.
No es una sola persona quien puede lograr contrarrestar esos poderes de facto y desmantelar las redes de corrupción que imperan en Puebla, sino que es una tarea de todos, corresponde a los grupos realmente representativos de la sociedad la consolidación de pactos de gobernabilidad que permitan implementar reglas con fuerza vinculante y racionalidad democrática, el diálogo entre los actores políticos, y la participación en espacios institucionalizados de negociación de estrategias de desarrollo, donde se alcancen consensos que permitan una verdadera reforma del Estado, la adopción de reglas de juego acorde con la nueva correlación de fuerzas, y consolidar un verdadero cambio democrático.
Sólo así el gobierno entrante tendrá capacidad de gobierno, podrá luchar contra lo que se oponga al desarrollo y dar respuesta a las demandas de la población.
Por esta razón, estoy convencida de que abrir los ojos implica también una serie de exigencia de los ciudadanos hacia los grupos de poder.
Así, debemos vigilar la actuación de todos nuestros servidores públicos, y observar si se ajustan a los principios de legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que deban observar en el desempeño de sus empleos, cargos o comisiones, y en caso contrario, pedir la remoción y sanción de éstos por las vías legales.
Abrir los ojos implica comprometer a nuestros líderes sociales y ministros de cultos religiosos a actuar como referente ético en la vida pública, a respetar la laicidad de nuestro Estado, promover la justicia social y distributiva, los principios de solidaridad y subsidiariedad entre nosotros, y ¿por qué no? hacer entender a sus integrantes los nuevos roles de la mujer y el hombre, dentro de la familia, la sociedad y el Estado.
Abrir los ojos es exigir a los órganos no gubernamentales (ONG´S) y a las instituciones educativas, una verdadera corresponsabilidad con el Estado, y la generación de diagnósticos, y alternativas de solución de la problemática vinculada con el objeto social de cada una de ellas.
Abrir los ojos es requerir a nuestros sindicatos que muestren un mayor compromiso con la seguridad, realización personal, capacitación y la productividad de cada uno de sus agremiados, verdadera autonomía, transparencia y democracia interna.
Abrir los ojos significa concientizar a nuestros empresarios para que demuestren mayor interés en la competitividad, que fijen su mirada en cada uno de sus colaboradores, apertura a la competencia y participación más activa en las propuestas que armonicen el interés de su sector con el estatal.
Abrir los ojos implica exigir a los medios de comunicación el ejercicio responsable de la información que nos brindan, pues si bien es cierto que tienen libertad de expresión, también lo es que nosotros tenemos derecho a estar informados de manera veraz y objetiva.
Abrir los ojos significa, formar cadenas de ciudadanos dispuestos a dar prioridad a los intereses de la población, especialmente de los más necesitados; ahora dime, para ti, ¿Qué es “abrir los ojos”?

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Héroes y Villanos en Puebla

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Recordando el éxito de la justicia penal en Chile, y sobre todo el prestigio de sus “Carabineros”, cuando fui Diputada Federal le pregunté al Ministro de Justicia de ese país, entre otras cosas, ¿cómo podíamos saber si la reforma penal iba a funcionar en México? ¿cómo tener la certeza de que nuestros policías realmente iban a cumplir la misión encomendada?
El Ministro me respondió: Cuando una jovencita vaya con su padre mexicano y le diga: Padre me voy a casar con un policía y aquél se sienta honrado, ese día, seguramente sabrán que sus cuerpos policiacos están cumpliendo su cometido.
Más aún, el día que aprobamos la reforma de mérito –misma que aún no ha entrado en vigor- defendí en Tribuna varios de sus puntos substanciales, pero también aproveché para contestar los señalamientos realizados por legisladores de diversos partidos políticos. Ellos, cuestionaban las atribuciones otorgadas a los policías, especialmente en materia de delincuencia organizada, señalando que éstos eran corruptos y mediocres, por lo que tenían temor de que con las nuevas facultades se pondría en peligro a la sociedad.
Yo les contesté, que en el Estado Mexicano, los diputados federales teníamos peor reputación que los policías, que estábamos por debajo de ellos en nivel de confianza, que a pesar de lo anterior a través de nuestras leyes y puntos de acuerdo tomábamos decisiones que afectaban a todos y que no entendía cómo nos atrevíamos a cuestionar a otros actores políticos cuando no éramos capaces de dotarlos de los instrumentos necesarios para dignificar su función.
Y hago mención de estas anécdotas porque justo en estas semanas que festejamos no sólo el Mes Patrio, sino el Bicentenario de la Independencia de México, se conjugan en nuestro país y estado, una serie de noticias que hablan de héroes y villanos.
Héroes, dibujados por nuestras autoridades, con historias contadas a su manera, y según su tiempo, héroes que alguna vez fueron dibujados como villanos, detenidos, encarcelados, condenados y a veces hasta ejecutados.
Las historias de villanos que hoy vivimos, han cambiado, y no sé si por pura casualidad o por operativos de seguridad pública muy bien estructurados, como se ha mencionado en diferentes medios, escuchamos que el Gobierno Federal logró la detención de “La Barbie” (Edgar Valdez Villarreal), en el Estado de México y de “El Grande” (Sergio Enrique Villarreal), aquí en Puebla, por citar sólo algunos ejemplos.
Lo que no comprendo es ¿Dónde estás nuestros cuerpos de seguridad en Puebla, que no pueden encontrar villanos? ¿Dónde está nuestra policía estatal que no detiene a los que hacen daño a nuestras familias y bienes, menos aún a los más temidos delincuentes en Puebla?
Y entiendo que antes tenían el pretexto de no tener competencia en materia de delitos del orden federal, pero ahora que la tienen, ¿Qué pasa? ¿Necesitaremos dotarlos de lentes para verlos? ¿No tendrán sentido común para seguir el camino del dinero? ¿Pensarán que en Puebla hay tanta gente tan brillante y exitosa que puede vivir derrochando dinero en la adquisición de una gran cantidad de bienes muebles e inmuebles, así como de vehículos de alta cuantía, y fiestas espectaculares, mientras la mayoría de los poblanos no tiene con qué comer? ¿O será que ven a esos delincuentes como héroes y no como villanos?
Y ni hablar de las noticias que jamás he escuchado en Puebla, como la detención y condena de funcionarios corruptos, ¿Será acaso que nuestras autoridades encargadas de la procuración e impartición de justicia, así como los órganos fiscalización y control de cada nivel de gobierno tienen la seguridad de que todos nuestros servidores públicos son héroes y no villanos? ¿Alguna vez podremos sentirnos orgullosos de nuestros elementos de seguridad pública? ¿Cambiará nuestra historia en unos meses? ¿Usted qué opina?

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¿Y si liberamos presos y encarcelamos "gachupines"?

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¿Y si liberáramos a nuestros presos y encarceláramos “gachupines”?
Hace unos días visité la Expo Bicentenario en Guanajuato y aproveché para recorrer algunos sitios importantes de ese Estado; uno de ellos es el edificio donde se encontraba antiguamente la cárcel del pueblo, en Dolores Hidalgo, actualmente convertido en el Museo de la Independencia Nacional.
El guía que nos atendió narró que el Cura Hidalgo visitaba frecuentemente a los presos y les daba apoyo espiritual, pero que en la madrugada del 16 de Septiembre de 1810, acudió a la Cárcel de Dolores a liberarlos, para ello, quitó las llaves al alcalde, liberó a los presos y encerró en ese lugar a algunos españoles representativos, bajo la frase de “no nos queda más remedio que ir a coger gachupines”; posteriormente, se dirige a la iglesia y hace sonar la campana para reunir a todo el pueblo, declarando la guerra a la Nueva España y llamando a la población a levantarse en armas para conseguir su libertad y quitarse el yugo opresor del mal gobierno.
Doscientos años después, el 80% de los reos de las cárceles mexicanas, permanecen en prisión durante años por delitos patrimoniales cuyo monto es inferior a cinco mil pesos, en cambio, los “grandes delincuentes”, los de cuello blanco, los que controlan las grandes bandas de delincuencia organizada, y los funcionarios corruptos, están libres disfrutando ver la pobreza de millones de mexicanos.
Por eso aprovecho este mes de Septiembre, el Mes Patrio, precisamente del año en que celebramos el Bicentenario de la Independencia de México, para recordar a todos los mexicanos, que somos un pueblo libre, y que si fuimos capaz de liberarnos de los “gachupines” o “españoles advenedizos”, y de encerrarlos en cárceles, con mayor razón debemos de hacerlo con los delincuentes que están dañando a nuestras familias, denunciemos todo acto de violencia en nuestras vidas, todo acto de privación de nuestros bienes.
Aprovecho también para pedir a nuestras autoridades que además de representar la liberación de presos como parte de los festejos del Bicentenario, hagan un análisis de los expedientes de todos aquellos presos que están detrás de las rejas porque no tuvieron un abogado que realmente los defendiera, de todos aquellos que podrían estar libres con un simple trámite administrativo, de todos aquellos que robaron por hambre o por desesperación y empiecen a llenar las cárceles con los que realmente nos están haciendo daño a todos los mexicanos... y a la vista de todos.

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Cuestión de Enfoques

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Feliz debe estar el Gobierno Federal por haber capturado a Edgar Valdez Villareal (La Barbie), uno de los más sanguinarios capos de la droga, después de 14 meses, 1200 efectivos, 2 millones de dólares y 30 millones de pesos ofrecidos de recompensa por los Gobiernos de Estados Unidos y México, respectivamente.
Inseguros vamos a seguir todos los mexicanos, si con esta detención no se logra desmembrar toda la red de delincuencia organizada en la que operaba “La Barbie”, pues tal detención, sólo traería consigo un cambio de mandos de su grupo delictivo, y probablemente… ni eso.
Contentos deben estar todos los admiradores de dos de los más grandes artistas mexicanos, el muralista, Diego Rivera y la pintora Frida Kahlo, porque la nueva emisión de los billetes de $500.00 contiene un autorretrato de ellos.
Molestos están los mexicanos que esperaban que con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia de nuestro País y del Centenario de la Revolución Mexicana, en éstos billetes aparecieran las caras de personajes que combatieron en dichos movimientos.
Festejando se encuentra el actual Gobernador de Puebla, Mario Marín, por los logros de su gobierno en combate a la pobreza, en materia de seguridad pública y respeto a la libertad de expresión de los periodistas.
De luto nos encontramos los poblanos porque somos el Estado con mayor corrupción, el tercer estado más pobre, uno de los estados con menores logros en materia de de justicia y con mayor violencia en contra de periodistas.
Acorralado está el Rector Agüera, ante la crítica nacional y local por la cuantía de los bienes acumulados con su familia desde que protestó su cargo. Indignados estamos todos los poblanos porque el Rector no se ha presentado ante las autoridades a esclarecer tales hechos.
Tajante se mostró el Gobernador electo de Puebla al señalar que los cargos en su Gabinete se darán sin influyentismo ni prepotencia… molestos y alertas estamos todos los panistas porque tales conductas arribistas e ilegales “sabrá Dios” quién las fomenta y por supuesto que no vienen del PAN.
Contentos están algunos priistas porque Javier López Zavala ya no se convertirá en el Presidente Estatal del PRI; tristes estamos algunos panistas porque con su llegada iba a ser mucho más fácil volverles a ganar.

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